

CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta
Jueves 25 de febrero de 2021
¿Cuáles son las condiciones criminógenas de Cuernavaca y su zona metropolitana, así como los factores que inducen a adolescentes, casi niños, para su reclutamiento en las filas del crimen organizado?
A reserva de lo que opinen las autoridades correspondientes, de los tres órdenes gubernamentales, la problemática es perceptible en muchas colonias de Cuernavaca, Temixco, Jiutepec, Emiliano Zapata y Xochitepec, que están sirviendo para el anidamiento de grupos criminales. Ni qué decir con respecto a otros municipios morelenses.
La ausencia de oportunidades educativas, culturales y de sana recreación en los municipios aludidos sirve como caldo de cultivo para la integración de pandillas a la postre utilizadas por el crimen organizado.
Existe una relación directa de las zonas donde delinquen menores de edad y las áreas donde se ubican las pandillas, con puntos específicos en que, entre otros graves rezagos, no hay escuelas preparatorias.
Además, se agrega la alta relación de regiones críticas de delincuencia juvenil con la falta de equipamiento e infraestructura urbana. Aquí es importante recordar que el promedio de edad del delincuente juvenil es de 16 años, la edad en que deberían estar estudiando en el nivel medio superior.
Pero no sólo es la falta de escuelas, sino también de oportunidades para disponer de instalaciones recreativas. En tal sentido es evidente la falta de parques o áreas verdes, estadios, cines, dependencias, bibliotecas, hospitales. Y estos déficits coinciden con las regiones críticas donde se propician o generan las condiciones urbanas que conducen a que los jóvenes delincan.
Frente a estos factores que propician inseguridad, poco va consiguiendo el sistema policial conocido como Mando Coordinado de Policía Morelos, mientras la Guardia Nacional brilla por su ausencia y sobre la cual ya no deben fincar sus esperanzas las autoridades de Morelos en materia de seguridad, pues solo es un complemento en las estrategias locales.
Los gobernantes siguen con “disparos a la oscuridad”, sin atacar los factores sociales como la desigualdad y la exclusión. Son incipientes las estrategias de prevención mediante la coordinación de la Comisión Estatal de Seguridad con todos, absolutamente todos los ayuntamientos, a fin de vincularse con los cuerpos edilicios y lograr un trabajo multifocal.
El titular del organismo, José Antonio Ortiz Guarneros, y el secretario de Gobierno, Pablo Héctor Ojeda, independientemente de promover la anhelada coordinación con los ayuntamientos, deben enfrentarse a otro tipo de problemas, inclusive a la ingobernabilidad causada por factores económicos, la ausencia de servicios públicos y conflictos internos de las comunidades.
Aún así, la CES envía a diario a la cárcel a consumados delincuentes, pero cualquier vacío es aprovechado por el crimen organizado para anidar en diversas regiones morelenses. Es ahí donde los cuerpos edilicios deben demostrar con quién están y hacia qué lado masca la iguana: están con la sociedad local o encubren a los bandoleros.
Conclusión: el Mando Coordinado debería ser complementado e inclusive soportado por la operación simultánea de todo el sector público… a fin de combatir las desigualdades sociales. Luego seguimos con este tema.
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