
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 30 de agosto de 2022
Debo admitir que me dejó un agradable sabor de boca la posición asumida este lunes por el presidente municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante, en su carácter de recién electo presidente del Consejo Político del Partido Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos (Morena), respecto a la elección de Ulises Bravo Molina, a su vez nuevo presidente del Comité Ejecutivo Estatal del mismo instituto político. Ambos emanaron del proceso electivo desarrollado el domingo en el Hotel Villa Béjar de Cuernavaca.
Flores Bustamante reconoció el triunfo de Bravo Molina, a la vez que hizo patente su solidaridad (y desde luego amistad) a Rabindranath Salazar Solorio, ex senador por Morelos y actual coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, cuya corriente interna fue vencida por el hermano del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo. Asimismo, el alcalde jojutlense expresó su admiración por José Guadalupe Ambrosio Gachúz, quien, a nombre de la tendencia conocida como “Rabinismo”, quedó en segundo lugar, siendo vencido por el ahora dirigente estatal de Morena. Haciendo a un lado los avatares previos, la elección quedó 25 votos a favor de Bravo Molina, contra 24 de Ambrosio Gachúz quien, por cierto, el mismo domingo convalidó la victoria del multicitado Bravo Molina.
Sin embargo, la víspera no constaté la posición de otros “morenistas”, de esos que dicen ser “lo más granado” de Morena en nuestra entidad. Callaron, quizás porque en lo oscurito, junto con Rabindranath Salazar, comenzaron a fraguar su respuesta a la elección perdida. Es muy probable que vayan a esperar un supuesto resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tocante a la elección de 25 Consejeros Estatales y del mismo Ulises, con idéntico carácter, el pasado 31 de julio. O tal vez buscarán hacer ruido de otra forma, acudiendo a Mario Delgado Carrillo, máximo jerarca de Morena. Belicosos como siempre los hemos conocido, desde los albores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), hasta que optaron por afiliarse a Morena rumbo a los comicios de 2018 (¡ni son oportunistas!), yo no descarto la aplicación de la ley de causa y efecto: a toda acción, le corresponde una reacción.
Es obvio que los “santones” de Morena están enojados y no aceptarán tan fácilmente ver entronizado a Ulises Bravo Molina, al que siempre subestimaron. Se dedicaron a echar la hueva, no buscaron a la cantidad de posibles prospectos al cargo de Consejero Estatal, siguieron embolsándose cada quincena sus jugosas percepciones, y continuaron con su actitud simuladora. Por eso no vieron cuándo Ulises Bravo se les metió entre las piernas, a la manera de Leonel Messi. Y hoy todos están lloriqueando en el muro de las lamentaciones. ¿Qué otra les queda, más que hacerla de pedo?
Sobre Juan Ángel Flores Bustamante pesará una delicada responsabilidad. No niega ser amigo de Rabindranath Salazar Solorio, pero también sabe que la llegada de Ulises Bravo Molina a la dirigencia estatal de Morena no fue obra de la casualidad. El edil se ha convertido en un viejo lobo de mar en la política morelense y su colmillo, bastante afilado, lo obliga a enfocar su mirada hacia Palacio Nacional, no al sitio donde despacha Rabín, sino a la oficina del mismísimo Andrés Manuel López Obrador. No se meterá en dificultades. El alcalde de la sureña ciudad posee mucho capital político y mal haría en hacer a un lado al macuspano. Fuera máscaras: Juan Ángel Flores Bustamante tiene todo para meterse a la antesala de la candidatura gubernamental de Morena en 2024, sin necesidad de colocarse como tapete de nadie, ni de demostrar innecesarias lealtades. Mucho trabajo le ha costado estar donde está: bien colocado en las preferencias electorales.
En este merequetengue (me acordé de un excelente chiste, que luego les contaré) obviamente intervendrá Mario Delgado Carrillo, pues el tiempo corre. No debe permitir alguna eventual escisión en Morena-Morelos. La operación política de Ulises Bravo Molina y otros actores políticos locales que están con él a nivel local, deberá ser respaldada desde Ciudad de México.
Yo por mi parte vislumbro a la pléyade de “perdonavidas” de Morena exigiendo lo suyo. Les apuesto cualquier cifra que van a buscar desde ahora ser candidatos a tal o cual cargo de elección popular. ¡Para eso han servido y funcionado eficazmente! Eso explica el hecho de que, en la corriente “rabinista”, se hubiera permitido la incursión ¡y el voto remoto! (el domingo) de un presunto miembro del crimen organizado. Me refiero al sedicente “líder” de un sindicato del SAPAC-Cuernavaca, de nombre Luis Manuel Rodríguez Bernabé, actualmente bajo proceso penal por acopio de armas.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece la naturaleza de los partidos políticos como instituciones de interés público, teóricamente destinadas a construir puentes entre la sociedad y el estado. Sin embargo, ese objetivo no se cumple a cabalidad por la magra o nula representatividad de los partidos o de quienes dicen ser sus mejores exponentes. Me temo que en calidad de “defraudadores” de la representación popular se encuentran varios “santones” morenistas.
El 1 de agosto del año en curso, luego de la elección de Consejeros Estatales de Morena, escribí que “sea cual fuere el resultado de la elección de nuevos consejeros nacionales y estatales de Morena, desarrollada de manera bastante trompicada y plagada de vicios este fin de semana en la República Mexicana y Morelos, y de la cual emergerán los nuevos comités ejecutivos nacional y estatal, habremos de ver las infaltables pugnas internas, simple y sencillamente porque así es la idiosincrasia de los principales ‘cuadros’ morenistas. Su principal característica ha sido y sigue siendo la soberbia y el sentirse más chingones que los de enfrente, aunque la realidad indique otras cosas. Son muy, pero muy conflictivos”. Creo que no me equivoqué. Ojalá y todos tuvieran la madurez de Flores Bustamante, pero… es mucho pedir.
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