A estas alturas del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador está por demás estudiada la relación entre las conferencias de prensa mañaneras, cuyo escenario es el Salón Tesorería del Palacio Nacional (el domicilio particular del macuspano) y la denominada Cuarta Transformación. Pegado está el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), beneficiado hasta más no poder por la aparición cotidiana de López Obrador.
La conclusión de cualquier número de politólogos es que, sin dichas conferencias mañaneras, la 4T no tendría razón de existir y perdería su columna vertebral.
Sin embargo, a casi cuatro años y medio de iniciada la administración, es creciente la división entre morenistas y obradoristas. Es decir: dentro de Morena hay quienes no están de acuerdo con la forma de gobernar del presidente, pero su cotidianidad se desarrolla en la semi-clandestinidad o de plano en la clandestinidad, tal como tenía lugar la de cercanos jefes nazis al servicio de Hitler.
No es un asunto partidista, sino de trascendencia histórica, pues para López Obrador lo más importante es quedar registrado en la historia patria como un mesías y otros personajes, verbigracia José María Morelos, Miguel Hidalgo, Leona Vicario, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas del Río. La Cuarta Transformación, según la óptica del macuspano, es una revolución sin lucha armada, aunque el discurso de López Obrador, multiplicado día a día conforme se aproximan los comicios del 2 de junio de 2024, tienen el objetivo de exacerbar el odio y la polarización entre los mexicanos.
La verborrea cotidiana en el Salón Tesorería del Palacio Nacional no tiene como destinatarios a los políticos y periodistas, quienes solo hacen berrinches y padecen ataques de ira. No. El fondo es sostener, a un altísimo costo para el estado mexicano, la relación de AMLO y su clientela electoral, la cual está empadronada en los programas operados por la Secretaría de Bienestar Social. Hacia esos millones de mexicanos se dirigen a diario los choros mareadores obradoristas. Y, obvio, sigue descalificando a quienes lo critican o señalan los graves dislates del sexenio. Por eso este hombre ha pretendido retomar el gobierno priísta de un solo hombre, sin contrapesos; reinventar la dictadura.
PUBLICIDAD Y PROPAGANDA
Más de una vez he difundido en este espacio la diferencia que hay entre la propaganda y la publicidad. Y hoy lo volveré a hacer, porque es indispensable que usted, amable lector, se percate respecto a la realidad de las conferencias de prensa mañaneras. No son ejercicios de transparencia, ni de rendición de cuentas, sino propagandísticos.
Y es que la propaganda, según los teóricos, es un método de comunicación cuyo objetivo es dar a conocer una información con la intención de influir en el público para que actúe de una manera determinada.
Empero, a diferencia de la publicidad, la propaganda tiene como objetivo primordial atraer al público con un determinado fin, de manera emocional, sin estar relacionada necesariamente con la venta de un producto.
Entre las características más destacadas de la propaganda se encuentran las siguientes:
• Es subjetiva y parcializada.
• Se utilizan recursos que llamen la atención del público y que resulten atrayentes para las masas.
• Los recursos gráficos están cargados de colores, grandes letras y mensajes que apelen la emoción del destinatario para conseguir los objetivos propuestos.
La propaganda está relacionada con la política. Cuando hablamos de propaganda política, el objetivo de la misma es vincular al ciudadano con un determinado partido, postura, ideología o sistema, siempre buscando el impacto emocional.
La propaganda está vinculada a las campañas políticas. Se busca a través de los diferentes medios y soportes crear un plan de comunicación persuasivo con propuestas, discursos y recursos para emocionar a los posibles votantes. También se trabajan los gestos, personalidad de los candidatos y su familia con la intención de influir lo máximo posible en los ciudadanos y conseguir su apoyo en las urnas. México es un país donde se utiliza esta estrategia.
ORÍGENES DE LA PROPAGANDA
El término propaganda proviene del latín “cosas a ser propagadas” y fue el Papa Gregorio XV en el año 1622, poco después de la Guerra de los 30 años, quien formó el “Congregatio de Propaganda Fide” o Congregación para propagar la fe; esto, con el objetivo de supervisar la propagación del cristianismo por misioneros a países no cristianos. Su fin era la conversión al cristianismo de los ciudadanos que no profesaban esta religión.
En la era moderna la propaganda se relaciona directamente con el surgimiento del estado posterior a la Revolución Francesa y el gobierno de Napoleón Bonaparte. La propaganda fue implementada durante los gobiernos coloniales del siglo XVIII y XIX, pero adquiere mucha más fuerza durante los regímenes políticos totalitarios del siglo XX cuando se aplica de forma científica ayudada por medios de comunicación masivos en su tarea de persuadir a los seres humanos a través de técnicas más agresivas y destructivas como “La solución final” de Hitler o “El gran salto adelante” de Mao Tse Tung.
Fue en la época nazi cuando Adolf Hitler establece que la base de la propaganda es la repetición constante de un numero pequeño de ideas enfocados hacia una masa que se presume tiene entendimiento pequeño y gran falta de memoria. Y así se encuentra la inmensa mayoría de mexicanos ante López Obrador, cuyo discurso es repetitivo. Dice lo mismo una y otra, y otra, y otra, y otra vez. Por eso son VITALES las conferencias de prensa mañaneras, pues sin ellas la Cuarta Transformación carecería de columna vertebral.
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