ANÁLISIS
Por Jorge Messeguer Guillén
Lunes 3 de abril de 2023
Las mal llamadas estaciones migratorias hacen las funciones de cárceles, como la de Cd. Juárez en donde se encontraban detenidos los 67 migrantes víctimas de la mayor tragedia humanitaria que se tenga memoria en materia de migrantes.
Encerrados bajo candado tras las rejas de las instalaciones migratorias murieron calcinados y asfixiados 39 migrantes y otros 28 resultaron heridos.
En los videos publicados se observan las condiciones en las que se encontraban los migrantes antes de la tragedia, se puede ver un espacio cerrado, con muchas colchonetas en el piso, pegadas unas con otras, no se observan ventanas ni ventilación natural y un solo acceso con rejas y candados.
En el video de la muerte se observan llamas atrás de las rejas, migrantes tratando de abrirlas y en primer plano el paso tranquilo, inalterable, de los guardias concentrados en su celular como si no existieran los seres humanos ahí encerrados bajo su custodia que estaban a punto de morir quemados. No hicieron nada por evitarlo, nada, los dejaron morir, son asesinos funcionales con placa.
Los migrantes no murieron en el desierto tratando de cruzar hacia los Estados Unidos, no murieron en una caja de tráiler en manos de polleros; los migrantes murieron en unas instalaciones del gobierno mexicano, del Instituto Nacional de Migración. Murieron por la omisión criminal del personal de custodia, de los mandos, de quienes los contrataron y de la política genocida con visión militarizada del gobierno federal en contra de los migrantes.
Los migrantes solo pedían agua para tomar.
La política migratoria del gobierno de la 4T es violatoria de los derechos humanos. Le da a los migrantes el trato de delincuentes, se les detiene, sin mediar delito alguno, los encierran tras las rejas y bajo llave en estas estaciones, que como ya se constató, son espacios cerrados que no cumplen con el estatus de albergues o estaciones de resguardo, pero tampoco con las medidas de seguridad que se tienen en las cárceles. Son híbridos que están diseñados para encerrar a personas sin protocolo alguno, cárceles improvisadas, los avientan en estos espacios y según testimonio son tratados como animales.
En la estación de Cd. Juárez, como en otras, son custodiadas por personal de una empresa privada de seguridad, cuyo propietario es cónsul honorífico de la dictadura de Daniel Ortega de Nicaragua. El gobierno importa médicos de la dictadura cubana y contrata empresas relacionadas con la dictadura nicaragüense. Está clara la orientación del gobierno de la 4T.
El personal de custodia privado carece de capacitación para enfrentar situaciones de tensión como las que se han presentado en los distintos lugares de detención de migrantes; demostraron que son capaces de dejar morir a decenas de personas sin hacer nada por impedirlo. Ineptos desalmados.
Las reacciones del gobierno son francamente ridículas. El presidente dijo que la culpa la tuvieron los migrantes que prendieron fuego a una colchoneta. El secretario de gobernación trato de culpar a la Secretaría de Relaciones Exteriores y siguió con su agenda de campaña, el director del INM no da la cara y sigue en su cargo, con un cinismo que no se cree.
La CNDH no ha dicho nada, omisa y sumisa a su amo, la comisionada presidenta Rosario Piedra no se atreve a decir lo que en otras ocasiones la propia comisión ha señalado en torno al trato violatorio de derechos humanos que han tenido los migrantes en todo el territorio nacional.
El gobierno federal le está cargando la culpa a la empresa de seguridad privada, por supuesto que son los primeros responsables, sin embargo, no dicen nada de los mandos del INM, del delegado en Juárez, del director general Francisco Garduño, de su jefe directo que despacha en Bucareli. No es la primera vez que se presentan situaciones similares en otros centros de detención de migrantes; en Tenosique Chiapas, en 2020, hubo una persona fallecida y la quema de colchonetas en un centro de detención similar, también pedían agua para tomar. El titular Francisco Garduño del INM no se enteró o miró para otro lado. Lo sucedido en Chiapas y en otros lugares presagiaban la repetición de hechos violentos que pudieran salirse de control, como sucedió en Cd. Juárez, por las pésimas condiciones y por el mal trato del hacia los migrantes.
El personal del INM fue negligente, omiso, cómplice de la muerte de los migrantes. El titular Garduño no abre la boca, no da la cara, se siente protegido por el manto de impunidad de la 4T, y lo está.
Por si fuera poco, los jilguerillos apoyadores como el ridículo padre Solalinde, han tratado de justificar y desviar la responsabilidad hacia el pasado: la culpa es de Salinas, de Fox, Calderón, gritan desaforados los fanáticos monaguillos ante el altar macuspano.
Es una vergüenza para las mexicanas y mexicanos que ocurran estas tragedias criminales que exhiben y desnudan a un régimen sustentado en la mentira, la improvisación, el rencor, el odio, la indiferencia, el racismo.
Aún así los de la 4T se atreven a definir la orientación política del régimen como “humanismo mexicano”, los hechos los contradicen. Terca es la realidad.
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