A lo largo de casi cinco décadas he escuchado miles de discursos (no es exageración) durante la apertura de los periodos ordinarios de sesiones del Congreso local. Sin temor a equivocarme puedo asegurarles, gentiles lectores, que siempre coinciden por ser extensos catálogos de buenos deseos y en la incumplida premisa del “respeto a la división de poderes”.
Esto último, es decir la división de poderes, la mayor parte del tiempo ha resultado ser una falacia, sobre montajes donde predominan los intereses de grupos de presión, de los partidos políticos y de los gobiernos en turno. En el fondo, además, han prevalecido los intereses económicos, mediante lo que en alguna de las dos legislatura coincidentes con la administración de Marco Adame Castillo (2006-2012) se conoció como “pay per view” (pago por evento). Siendo gobernador, Adame enviaba a sus personeros llevando portafolios llenos de sobres con dádivas para comprar votos en el pleno. Fue así como sacó adelante reformas y mantuvo quieta a la raza parlamentaria.
Este miércoles, el secretario de Gobierno, Samuel Sotelo Salgado, acudió al Congreso local, en representación del gobernador Cuauhtémoc Blanco, como invitado a la apertura del Segundo Periodo Ordinario de Sesiones del Segundo año de Ejercicio Constitucional de nuestros ínclitos legisladores. Ahí, efectivamente, refrendó el respeto del Ejecutivo a la división de poderes y la apertura del gobierno estatal para coordinar esfuerzos desde cada trinchera “por la gobernabilidad y democracia en Morelos”. Lo escuchaban el presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Francisco Erick Sánchez Zavala, y el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, Luis Jorge Gamboa Olea.
Samuel Sotelo apuntó que las puertas del Poder Ejecutivo en todo momento estarán abiertas para generar sinergia, coordinación y comunicación, para lograr importantes resultados que beneficien a las y los morelenses.
Sánchez Zavala también habló respecto a la importancia de la división de poderes. Y deseó que los grupos parlamentarios alcancen acuerdos, en base a sus agendas legislativas, para contribuir al desarrollo integral de Morelos.
Sin embargo, este miércoles volvimos a atestiguar cómo los miembros de un grupo parlamentario en particular, el de Morena, pasando por encima de un resolutivo judicial federal, se apoderaron de la presidencia de la Junta Política y de Gobierno colocando al frente de ese órgano de control interno al diputado Alejandro Martínez Bermúdez, legislador identificado por ser influenciable y fácilmente manipulable. Este miércoles, asimismo, cuatro diputados también morenistas salieron al paso de sus adversarios y, con Arturo Pérez Flores al frente, anunciaron que buscarán la protección de la justicia federal por ese agandalle. Sin Pérez Flores como presidente de la JPYG, el resto de diputados mantiene el pleno dominio del Congreso. Disfrutan a manos llenas de la arcadia financiera en que está constituido ese cuerpo colegiado.
Creo importante subrayar que el grupo de los cuatro morenistas es afín a la corriente que en Morena-Morelos encabeza Ulises Bravo Molina, consejero estatal y nacional del partido, a quien los jefes de ese instituto político no perdonan por haberse apoderado de la mayoría del Consejo Estatal morenista, tener el respaldo de la plana mayor del mismo partido en el país y, sobre todo, ser reconocido por el presidente López Obrador como un aliado estratégico en esta entidad.
¿Realmente tenemos en Morelos una división de poderes? Me parece que no. Sí existe un conflicto entre los poderes Ejecutivo y Legislativo derivado de que sus principales jerarcas no consiguieron ponerse de acuerdo para… el envío de portafolios a la manera de Marco Adame Castillo, ni tampoco fueron satisfechos determinados intereses en torno al Paquete Económico 2023. Por cierto, infinidad de entidades públicas siguen sin recuperar la operatividad del año pasado debido a la ausencia de presupuesto y a la exigencia de que sea el Congreso quien apruebe tal o cual partida. Etcétera, etcétera.
Honestos, honestos, honestos, lo que se dice honestos, no lo son los diputados/jefes del Congreso. No vengan entonces con el cuento de que “la ley es la ley” (como dijo el clásico) y no hablen de división de poderes. Si hubiesen cuajado los acuerdos meta-constitucionales, en este momento no habría conflicto entre poderes.
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