Aunque las probabilidades de un sismo de gran magnitud con epicentro en la capital del país son bajas, no pueden descartarse, dijo Luis Antonio Domínguez Ramírez, doctor del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Mencionó que en 1912, en el municipio de Acambay, Estado de México, se produjo un sismo de magnitud 6.9 que causó la muerte de 140 personas y provocó graves daños estructurales en los edificios.
“El evento de 1912 fue similar a lo que ocurrió en Puebla en 2017. Ambos fueron terremotos intraplaca, que como su nombre indica, son aquellos que ocurren dentro de una placa tectónica. Son muy raros, pero su capacidad de destrucción es devastadora. No podemos descartar ese tipo de escenario en la Ciudad de México. El hecho de que la mayoría de los sismos que nos afectan provengan de la costa no significa que no pueda ocurrir uno de gran magnitud con epicentro aquí en la capital”, refirió.
Señaló que a pesar de que podría parecer que se están produciendo más sismos en la Ciudad de México (CDMX) que en años anteriores, exhortó a los habitantes de la capital del país a mantener la calma.
“Es comprensible que pensemos que hay más sismos en la CDMX debido a la frecuencia con la que se están produciendo, pero es una cuestión de percepción. Cada año se registran varios microsismos, que siempre han ocurrido”, señaló el especialista en modelación de propagación de ondas sísmicas.
Explicó que desde el 2000, el Servicio Sismológico Nacional ha registrado al menos 266 microsismos con epicentro en la capital mexicana, la mayoría de ellos imperceptibles para la población.
También precisó que en comparación con 2022, la cantidad de microsismos hasta la fecha se mantiene dentro de los límites esperados
Domínguez Ramírez descartó que el acelerado crecimiento inmobiliario en la capital tenga algo que ver con estos microsismos, aclarando que no es un factor contribuyente.
“Es un tema bastante debatido porque en diferentes partes del mundo, los investigadores han observado que no es así. Sin embargo, hay casos excepcionales, como la construcción de la presa de las Tres Gargantas en China, que posiblemente activó fallas previamente inactivas. Pero la idea de que este tipo de actividad influya directamente es inusual”, explicó.
Según una investigación publicada en The Guardian, existen actividades humanas que provocan sismos como la minería, la extracción de energía geotérmica, el llenado de un embalse con agua, la inyección de residuos líquidos, la inyección de fluidos generados por el fracking y las propias actividades y métodos convencionales de extracción de gas y petróleo. Sin embargo, no se ha demostrado que la edificación de viviendas tenga un impacto en estos movimientos telúricos.
Fuente: El Universal
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