ENTRE SEMANA
04 de abril 2023
Eduardo Ángel Cinta Flores
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El 19 de noviembre de 1984, en San Juanico (San Juan Ixhuatepec) se presentó en Petróleos Mexicanos (PEMEX) una catástrofe sin precedentes.
Este accidente de consecuencias masivas dio lugar a una gestión social del desastre donde el miedo, la culpa, el cinismo y el castigo, fue el contexto predominante ante el dolor de la pérdida, el horror del evento y el impacto psicológico producido por la confrontación a un evento jamás visto ni enfrentado por la población. La causa fue un severo incendio que inició cerca de las seis de la mañana en una planta de gas de Petróleos Mexicanos. Esto desató una cadena de explosiones. El fuego de la primera, según algunos reportes, alcanzó los dos kilómetros de altura. En medio de la oscuridad de la madrugada, una luz que iluminaba como si se tratara del mismo sol, despertó a las familias de la zona.
En ese entonces yo vivía en Echegaray, Estado de México, distante 15 kilómetros del punto de las explosiones, veía a través del ventanal de mi recamara y de repente se iluminó a causa del flamazo, si, era la catástrofe de las gaseras.
Tras 48 horas, cerca de 200 mil personas fueron desalojadas del área, no obstante, detrás de ellos dejaron sus hogares devastados, hechos prácticamente ceniza. En las fotografías que se publicaron luego de la tragedia, con escenas aterradoras, cadáveres calcinados de personas, entre las que se encontraban niños, mujeres y hombres, sin olvidar las de los equinos que permanecieron de pie a pesar de estar totalmente quemados del cuerpo.
Según recuentos, las víctimas mortales fueron mil personas, sin embargo, las cifras oficiales dadas a conocer por el gobierno, pretendiendo minimizar el hecho al igual que hoy lo hacen, indicaron que habían sido 500 los muertos, así como algunos lesionados.
El 11 de noviembre de 1996, dos depósitos de gasolina estallaron en la planta Satélite Norte, instalaciones nuevas hasta entonces construidas por la paraestatal a un kilómetro de donde había ocurrido la explosión de 1984. El balance dos muertos y 25 heridos.
Dos mil nueve. En el gobierno de Felipe Calderón. 49 niños mueren y 106 resultaron heridos, todos de entre cinco meses y cinco años de edad, en el incendio de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, plantel que estaba subrogado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Con investigaciones amañadas de los gobiernos estatal y federal, quedaron al descubierto los vínculos familiares de los directivos del colegio con la entonces primera dama Margarita Zavala.
Para operar, los dueños de la estancia debieron haber cumplido con los diversos requisitos del documento Bases para la subrogación de servicios de guardería del esquema vecinal, del IMSS, la guardería estaba construida de tal forma que cuando el incendio comenzó, fue imposible sacar a los niños.
Lo sucedido en la guardería de Hermosillo, es un icónico ejemplo de la situación de inseguridad, incumplimientos e irregularidades que siguen prevaleciendo en prácticamente todas las guarderías subrogadas por el IMSS en el país.
En 2014 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. 43 jóvenes son desaparecidos y asesinados y, según la verdad histórica defendida por las autoridades, sus cuerpos fueron incinerados en las cercanías de Iguala, Guerrero.
En enero de 2019, recién desempacado AMLO de la nave electoral de la Esperanza, una explosión provocada en un ducto de Pemex en Hidalgo dejó 93 muertos en la mayor tragedia por robo de combustible en la historia de México
El incidente ocurrió al anochecer del 18 de enero en el ducto Tuxpan-Tula a la altura del municipio de Tlahuelilpan, a 100 kilómetros de la Ciudad de México, en donde cientos de personas colectaban el hidrocarburo en el momento del flamazo.
La pregunta fue ¿por qué policías y militares no dispersaron a la multitud afectada por la explosión de Pemex dejando que continuaran en exposición de peligro?
La tragedia se manifiesta una vez más en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. 40 migrantes mueren en el incendio de un centro de detención del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, Chihuahua. Este incendio dejó expuesta la humillada política migratoria desarrollada por México desde que Trump amenazó con imponer aranceles a nuestros productos, las carencias en estos lugares, la inhumana criminalización que se hace de los migrantes y, una vez más, las concesiones otorgadas por las autoridades migratorias en beneficio de sus simpatizantes.
Este podría ser un doloroso resumen de treinta y ocho años de trágica historia. Una instantánea de nuestra malversada democracia. Varios casos en los que las llamas que devoraron esos cuerpos inocentes, ponen frente a nuestros ojos al país que habitamos, al país que somos, al país que hemos deformado. La brutal y apesadumbrada patria que hemos sido incapaces de transformar dignamente y no por una engañosa cuarta versión. Es cierto que, cada caso es un tema original, que cada uno tiene sus características, que es injusto unirlos en uno mismo. Y, sin embargo, revelan las condiciones turbias que alentaron o provocaron las tragedias, mala actuación de los gobernantes, negligencia, olvido, indiferencia, homicidio doloso, acentuándose con toda impunidad la culpabilidad del Estado: ese Estado gobernado sucesivamente por el PRI, el PAN y ahora MORENA sin que nadie, hasta el momento, haya tenido el valor de reconocer sus delitos y sus errores.
¡Infierno se escribe con fuego, hoy se inscribe INMfierno!
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