ANÁLISIS
Por Jorge Messeguer Guillén
Viernes 27 de enero de 2023
Te voy a contar una historia a propósito de la nueva campaña de vacunación que el gobierno federal en coordinación con el gobierno del estado está llevando a cabo como refuerzo para disminuir los efectos del Covid-19 en las personas mayores de 60 años y en adolescentes.
Lo interesante es que se trata de la famosa vacuna cubana conocida como Abdala. Muy cuestionada por algunos científicos por no contar con la certificación de la OMS, aunque si está reconocida y avalada por la Cofepris y por otros reconocidos especialistas que aseguran que es una vacuna segura y efectiva.
La realidad es que la campaña, a decir de las propias autoridades locales, no está dando los resultados previstos porque la gente no está acudiendo a ponerse este refuerzo contra el Covid-19 a pesar de los llamados de la autoridad para que los adultos mayores acudamos a ponernos la vacuna cubana.
El gobierno de Morelos en coordinación con el IMSS instaló varios puntos de vacunación, me voy a referir al módulo de vacunación que instalaron en el patio interior de la clínica 20, localizada en el Boulevard Juárez en el centro de Cuernavaca. Un módulo consistente en una carpa y unas sillas, operado por jóvenes médicos en su mayoría mujeres, no sabemos si pasantes o en prácticas, muy uniformadas con sus batas blancas con el nombre de una universidad privada.
A la clínica 20 acuden todos los días cientos de personas para consulta médica, la mayoría adultos mayores que van a sus citas mensuales que le dan seguimiento a su estado de salud sobre todo para aquellos que tienen enfermedades crónicas propias de la edad. Justo para ellos está destinada esta campaña de vacunación con las dosis de Abdala que llegaron a Morelos.
Me acerqué al módulo para preguntar los requisitos para vacunarse, me dijeron las jóvenes médicas que solo se requería llenar un formato con los datos personales, el problema es que no contaban con copias de dichos formatos por un problema con la impresora o algo así, pero ellos me prestaban una copia para que fuera a una de las papelerías localizadas sobre el boulevard y sacara yo mismo una copia, después regresara al módulo para llenar el formato y proceder a la vacunación.
Se me ocurrió decirle a la doctora, al parecer la encargada del módulo, que muchas de las personas adultas mayores, algunas con dificultades para caminar, se les dificultaba salir a la calle por una copia y luego regresar, le hice ver que ese procedimiento hacia que los adultos se abstuvieran de vacunarse. Les ofrecí pagar con mis recursos veinte copias para que ellas las tuvieran allí listas y así evitar que la gente se fuera sin vacunarse. La doctora pasante o practicante me respondió con un tono altanero y prepotente: “nosotras somos doctoras, no sacamos copias”. Tan amable como pude le respondí lo que era evidente: con el título universitario no van incluidos el don de gente y la voluntad de ayudar.
Apenas son pasantes o practicantes y ya se comportan como aquellos nefastos burócratas que hacen lo mínimo para cubrir su turno y lo demás les importa muy poco, aunque se les echen a perder las vacunas.
Salí por mi copia y regresé con diez copias adicionales del formato, me pusieron la vacuna y les hice entrega de los formatos para aquellas personas que por su condición no pudieran salir a la copiadora de la calle. La joven burócrata con bata de doctora abrió los ojos y se quedó muda, me acerqué y le dije: DOCTORA, así con mayúsculas, se dice gracias, y me retiré con mi comprobante de vacunación, bajo la mirada de asombro y tal vez de silencioso agradecimiento de los otros jóvenes médicos.
Si de por sí la vacuna Abdala despierta mucha desconfianza en un amplio sector de la población adulta, y además resulta que cuando la gente llega al módulo se encuentra que no hay copias de los formatos, es imposible que el programa o la campaña de vacunación pueda ser exitosa; es increíble que pase eso, pero pasa.
Como dato adicional, en mi caso la reacción de la vacuna fue bastante severa, un malestar general muy grande que duro tres días. Ninguna otra vacuna había tenido estos efectos, me refiero a Pfizer y AstraZeneca.
Si les sirve de algo mi testimonio ahí se los dejo a las autoridades del IMSS y del gobierno estatal, junto con diez copias de formatos, por aquello que no sirve la impresora.
Podemos sobrevivir a la vacuna cubana, lo que es un riesgo mayor es sobrevivir a la incompetencia y a la soberbia.
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