
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 27 de diciembre de 2022
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, declaró ayer que su relevo, a partir de 2024, deberá continuar con las conferencias de prensa mañaneras, las cuales se transmiten a diario desde el Salón Tesorería del Palacio Nacional (la residencia oficial del propio AMLO), porque (dijo) sirven para informar al pueblo sobre el rumbo del país, amén de que orientan y fomentan la cultura.
Si al leer hasta aquí esbozó usted una sonrisa, tiene razón. La expresión de López Obrador causó hilaridad hasta entre los más connotados representantes de la Cuarta Transformación. Ni siquiera ellos y ellas creen que dichas conferencias sean un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, como tampoco sirven para informar a la sociedad mexicana respecto a resultados tangibles de la actual administración. Son, eso sí, foros propagandísticos para enaltecer la figura del principal inquilino del Palacio Nacional y atacar a sus numerosos adversarios.
En anteriores columnas he analizado la relación existente entre las conferencias de prensa mañaneras del presidente de la República, proyectadas a nivel nacional gracias a los cuantiosos recursos del estado mexicano, y la denominada Cuarta Transformación. Es indudable que sin dicha aparición diaria de AMLO la 4T no tendría razón de existir y perdería su columna vertebral.
Hasta ayer lunes, lo más importante para AMLO es quedar registrado en la historia patria como un mesías y otros personajes, verbigracia José María Morelos, Miguel Hidalgo, Leona Vicario, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas del Río, sin traer a cuento a personajes de la historia universal. La Cuarta Transformación, según la óptica del macuspano, es una revolución sin lucha armada, aunque, a juzgar por las apariencias, el discurso de López Obrador, multiplicado día a día, tienen el objetivo de exacerbar el odio y la polarización entre los mexicanos, amén de mantenerlo a él a la cabeza de las encuestas.
La verborrea cotidiana en el Salón Tesorería del Palacio Nacional no tiene como destinatarios a los políticos y periodistas, quienes solo hacen berrinches y padecen ataques de ira. No. El fondo es sostener, a un altísimo costo para el estado mexicano, la conexión de AMLO y su clientela electoral, la cual está empadronada en los programas operados por la Secretaría de Bienestar Social. Hacia esos millones de mexicanos se dirigen a diario los rollos obradoristas. Y, obvio, se trata de descalificar a quienes osen criticar al presidente, quien anhela implantar el gobierno de un solo hombre, sin contrapesos. López Obrador se burla a diario de sus críticos.
Aquí es importante subrayar que las conferencias mañaneras son un ejercicio propagandístico y no de rendición de cuentas o de transparencia. No hay tal cosa.
Más de una vez he difundido en este espacio la diferencia que hay entre la propaganda y la publicidad. Y hoy lo volveré a hacer, porque es indispensable que usted, amable lector y amigos del auditorio, se percaten con respecto a la realidad de las conferencias de prensa mañaneras.
La propaganda es un método de comunicación cuyo objetivo es dar a conocer una información con la intención de influir en el público para que actúe de una manera determinada o utilice un determinado servicio o producto. En el fondo yace el anhelo presidencial de controlar a la inmensa mayoría de mexicanos.
La propaganda tiene como objetivo primordial atraer al público con un determinado fin, de manera emocional, sin estar relacionada necesariamente con la venta de un producto. Es subjetiva y parcializada; se utilizan recursos que llamen la atención del público y que resulten atrayentes para las masas; los recursos gráficos están cargados de colores, grandes letras y mensajes que apelen la emoción del destinatario para conseguir los objetivos propuestos.
La propaganda está relacionada con la política. Cuando hablamos de propaganda política, el objetivo de la misma es vincular al ciudadano con un determinado partido, postura, ideología o sistema, siempre buscando el impacto emocional.
Por eso son VITALES las conferencias de prensa mañaneras, pues sin ellas la Cuarta Transformación carecería de su columna vertebral. Sin mañaneras, no habría más AMLO. Y ya inició con la estrategia de apuntalar esas conferencias de prensa, a diario, más allá del 1 de octubre de 2024, cuando López Obrador, concluirá su administración.
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