VIDA POLÍTICA
Por Felipe Villafaña
Viernes 19 de febrero de 2021
A Jonathan Márquez Godínez, la silla de la presidencia del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional, le ha quedado grande, conforme pasa el tiempo son evidentes los vacíos y muy alejadas las posibilidades de obtener el triunfo electoral, el próximo 6 de junio.
Los que movían los votos y están en las calles de la capital morelense ahora se fueron del PRI, porque las candidaturas fueron para los amigos y aquellos que solo por tener un apellido o ser hijo de papi son considerados como figuras, cuando en su vida han se han ensuciado los zapatos o conocen a los verdaderos votantes, que están en las zonas marginadas de la ciudad.
La salida de Amado Orihuela Trejo para buscar la candidatura a diputado federal por el partido del Movimiento de Regeneración Nacional, también deja huérfano al chamaco de Jonathan Márquez, quien sigue sin entender el mensaje que dentro de esta elección intermedia son necesarios los sufragios de reales, no los comprados o para dar cargos a los amigos.
Los sectores y las organizaciones del PRI en Morelos están entregados a los amigos, cuyo trabajo político con las bases es totalmente desconocido y por eso ya no hay obreros, campesinos, profesionistas y comerciantes que militen dentro del instituto político por amor a la camiseta.
Los viejos militantes priístas se van o trabajan para sí mismos en busca de reconquistar un partido que está en riesgo de perder su registro, al menos en Morelos, porque parece que las candidaturas son otorgadas a los juniors de los viejos políticos.
La caída del PRI desde el año 2012, fue estrepitosa porque sus dirigentes de entonces y al actual, simulan trabajo partidista, que no es visto en las colonias, comunidades, pueblos y municipios de Morelos, porque todo está concentrado en sus oficinas con reuniones de cuates en la repartición de un pastel del que siguen sin darse cuenta de que ya se lo acabaron.
Por eso es que el joven dirigente Jonathan Márquez, la silla de la presidencia no la usa y prefiere el sillón de su oficina, porque está echado en la hamaca de la soberbia, del poder y con el uso del espejito de la madrastra de Blanca Nieves, que son sus muy cercanos colaboradores.
Dicen que por la pandemia no salen, cuando en otros institutos políticos hay más imaginación para trabajar del lado de la sociedad y sobre todo de aquellos que requieren del apoyo moral y material para salir de la psicosis provocada por el coronavirus.
Al regresar a Morelos, Jonathan Márquez se veía muy impetuoso, con ganas de rescatar un priísmo que el ex diputado Alberto Martínez González “La Pave” olvidó, por estar inmiscuido en el saqueo al Congreso de Morelos y solapar las corruptelas del gobernador más ladrón que ha tenido Morelos en toda su historia, Graco Ramírez.
Hoy, el Partido Revolucionario Institucional está desfondado, sin rumbo, sin ideología y a cambio quienes lo manejan piensan asaltar el poder en las plurinominales, que nadie sabe si lleguen alguno, porque la única con posibilidades de ganar es Maricela Velázquez Sánchez, por su trabajo comunitario.
Del resto no hay, ni los que pretenden reelegirse como Alberto Sánchez Ortega quien utilizó al ayuntamiento de Xochitepec para beneficio personal, tanto así que ahí solo podría tener el apoyo de Juan Carlos Rivera Hernández y –sin embargo- también salió del PRI por la falta de democracia interna e imposiciones.
Los priístas de corazón que quedan, mejor se hicieron a un lado, porque no quieren ser partícipes de una derrota electoral estrepitosa que llevará al instituto político hacia la pérdida de su registro en Morelos. ¡Pobre muchacho, pobre PRI!. Por hoy es todo. Y no olviden navegar por nuestra página www.vidapolitica.com.mx, por nuestras redes sociales @vida_politica y a través de su cuenta del Facebook con sólo escribir en su buscador REVISTA VIDA POLITICA o Vida Politica Felipe Villafaña
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