Los senadores encontraron la manera de trabajar menos sin perder sus jugosos ingresos.
Con el pretexto de la pandemia recorrieron sus sesiones plenarias a los días martes y miércoles, redujeron su presencia en el recinto e incluso disminuyeron sus reuniones de comisiones.
En el segundo año de la pasada legislatura tuvieron 450 reuniones de comisiones.
En el segundo año de la actual legislatura solo realizaron 210 encuentros en comisiones.
La Cámara alta dispondrá este año de un presupuesto de 4 mil 728 millones de pesos, de donde se paga el salario mensual de 105 mil 600 pesos de cada uno de los 128 senadores. Ese ingreso puede hasta quintuplicarse porque reciben apoyo para viáticos, realización de informes legislativos, pago de personal de oficina y hasta 140 mil si presiden una comisión.
Solo van dos días de la semana y entre jueves y lunes desaparecen.
Su ausencia en el recinto legislativo durante cinco días de la semana la resienten hasta los boleros.
«Cuando hay sesión hay un poquito más de chamba, los otros días esto está muy tranquilo. Se acabaron esos tiempos en que hasta el chofer se boleaba», dijo uno de los trabajadores el pasado jueves a medio día.
Durante décadas, los senadores sesionaron martes y jueves, usaban los miércoles para trabajar en comisiones y poder llevar dictámenes al pleno los jueves; los viernes en la mañana tomaban sus vuelos rumbo a sus estados.
Pero a mediados de 2020, con el pretexto de la pandemia de Covid-19, decidieron sesionar martes y miércoles para acortar la estancia en Ciudad de México y evitar contagios. La emergencia ya pasó, pero los senadores mantienen su «resguardo».
Ahora la mayoría toma sus vuelos la tarde o la noche del miércoles, para ausentarse de jueves a lunes.
Otros llegan a la sede parlamentaria a primera hora del martes y se retiran la tarde del miércoles.
El jueves 16 de febrero sólo sesionaron las comisiones unidas de Relaciones Exteriores en razón de que urgía ratificar el nombramiento de Alejandro Bichir como Embajador de México en Panamá.
El pasado 31 de enero, durante los trabajos preparatorios para el periodo ordinario, la bancada de Morena reconoció un abultado rezago legislativo y hubo voces que propusieron retornar al anterior esquema.
En aquella ocasión, la senadora Olga Sánchez Cordero, ex Secretaria de Gobernación, estuvo entre quienes se opusieron a reajustar los días por motivos ¡electorales!.
«Vienen las campañas, querido coordinador (Ricardo Monreal), sobre todo ahora la campaña del Estado de México, la de Coahuila y después ya la campaña del 24.
Todos nuestros compañeros quieren estar presentes en sus estados, como es lógico.
«Yo no tengo problema: soy de la Ciudad de México, pero sé que muchos van a sus estados, de verdad, a hacer realmente campaña», apuntó.
Rezago y campañas
Fue la duranguense Lilia Margarita Valdez la que abrió la discusión, para proponer que se sesionara martes y jueves, como antaño. «El estar trabajando dos días a la semana no es redituable para el Senado», dijo.
«Probablemente no sea la única en dar esa opinión, pero el estar trabajando martes y miércoles, no nos va a dar resultados, no es sano para el Senado. Insisto: debemos de regresar a trabajar los martes, miércoles y jueves para poder dar los resultados que este país nos está exigiendo», pidió.
El senador Rafael Espino, presidente de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda, de plano pidió apoyo a sus compañeros: «en la medida de lo posible, necesito que me envíen sus dictámenes con el mayor tiempo posible, o las solicitudes de celebración de comisiones conjuntas, porque muchas veces llegan todas de golpe y es difícil organizarse».
El secretario de la Comisión de Relaciones Exteriores, Héctor Vasconcelos, intervino para para sumarse a la propuesta de retomar el trabajo normal.
«Yo también considero que dos días a la semana son absolutamente insuficientes para poder sacar adelante la enorme agenda que tenemos enfrente», planteó.
José Narro coincidiría: «Creo que deberíamos regresar a martes y jueves para que los miércoles sean las reuniones de comisiones».
La campechana Rocío Abreu, presidenta de la Comisión de Energía, diagnosticó: «Hemos preparado iniciativas y están paradas en algunas comisiones. No podemos seguir generando iniciativas si no se dictaminan. Es necesario tomar las acciones pertinentes», apuntó.
La senadora Cecilia Margarita Sánchez recordaría que ya se había hecho una propuesta para «que nos quedáramos una semana y sacar todas las iniciativas rezagadas, y pues no hubo respuesta: no hubo quórum porque casi nunca asisten todos en las previas. Me gustaría que de verdad nos quedáramos a trabajar de tiempo completo y sacáramos todo ese rezago».
El jefe del grupo, Ricardo Monreal, intervino para hacer notar que, en el seno de la Junta de Coordinación Política, los coordinadores parlamentarios, «por unanimidad, dijeron martes y miércoles.
Pero nosotros podemos decir ‘somos mayoría y, por tanto, martes y jueves…» Monreal propuso que se tomara una decisión en una reunión… que hasta la fecha no se ha desarrollado.
La tabasqueña Mónica Fernández Balboa reconocería que, «como son tiempos electorales, muchos prefieren estar en campañas. Y es válido, es válido, y es una tarea que todos tendríamos que hacer. Sin embargo, ya vimos todo el periodo pasado, que no llegan los lunes, no se quedan los miércoles y entonces no tenemos tiempo para poder trabajar en comisiones, y acabamos de tener toda la mañana viendo la cantidad de minutas que tenemos pendientes de aprobación, la cantidad de iniciativas y de nombramientos.
«Yo voy a seguir insistiendo en que podamos tener sesiones martes y jueves. Si no, nuestros compañeros que son de fuera, igual que yo, vamos a seguir llegando los martes en la mañana y yéndose los miércoles en la tarde, y el trabajo para preparar aprobaciones, dictámenes y nombramientos no se va a dar». Las excepciones
Sólo un grupo de senadores asiste regularmente de lunes a viernes a la sede legislativa.