El tranquilo viernes por la noche en Cuernavaca se transformó en una escena de caos y terror cuando dos hombres fueron víctimas de un brutal ataque a tiros.
Una llamada telefónica, cargada de desesperación, alertó a la Policía sobre un violento tiroteo en la intersección de las calles Morelos y Emiliano Zapata, en el poblado de Santa María Ahuacatitlán.
Al llegar, los paramédicos se encontraron con una escena dantesca: dos hombres yacían heridos de bala, sangrando profusamente, con la vida pendiendo de un hilo. Rápidamente, fueron trasladados de urgencia al hospital, mientras la tensión y la incertidumbre llenaban el aire.
Poco después, la Policía acordonó el área, estableciendo un perímetro de seguridad. La calma nocturna fue reemplazada por las luces intermitentes de las patrullas y la llegada del personal de la Fiscalía General de Morelos. Estos últimos se encargaron de recolectar los casquillos percutidos, esparcidos por el suelo como mudos testigos de la violencia desatada.
La comunidad de Santa María Ahuacatitlán, sumida en el pánico y la conmoción, observa incrédula cómo su apacible noche se convierte en un escenario de investigación criminal.